30 de junio de 2011

MEMORIAS MILLONARIAS


“De tanto andar por la cornisa
tal vez un día pueda caer.
De tanto confiarme
de mi suerte y mis conquista” (…),

Quizás esta frase célebre de la banda de rock LA RENGA simplifique la sensación del hincha de River.

El final impensado cobro vida. Ese que nadie en este planeta pudo siquiera imaginar, ningún simpatizante del deporte más lindo del mundo supuso que llegaría, aun remontándose en los años de sequía.

Que quedo del que en algún momento supo ser el noveno club mejor posicionado del mundo del siglo xx, tan solo superado por las potencias europeas.

Que nos ha dejado la institución más ganadora en más de cien años de historia del fútbol argentino, la que brindo su magia a nuestra tan querida selección nacional, con incontables jugadores, los cuales aun siguen y perduraran contando victorias.

Seguramente la riqueza y los valuartes permanecerán en el tiempo, así como esta cicatriz producida por esta rosa, que se ha secado y abrió una herida con su espina mas filosa. Una herida que aun sangra y tardara en sanar. Pero de la que se puede recuperar.

Ya lo han hecho colegas del status de este gigante, que como tal, resuena un poco más que el resto cuando cae.

Un ciclón tuvo su peor tropiezo, al igual que una academia, ambos con la frente en alto supieron suplir las inclemencias y hacer valer su inmensidad para conseguir su cometido. La vuelta al Olimpo del deporte, la máxima categoría.

Los aires y aromas cambiaran, los horizontes se volverán desconocidos, pero la mística de los millonarios, de una máquina que habita en esos corazones riverplatenses debe latir con más fuerza que nunca.

Es ahora cuando el mito se debe transformar en realidad, claramente los 110 años han quedado manchados de una forma abrupta, la fragilidad de una locura lo llevo a vivir una ironía para la cual no hay cura.

Será un año en el cual se permanecerá en un mundo onírico. Una división que todo lo muele y desgarra recibirá a la institución con más títulos en primera, y este estará dispuesto a demostrar por qué el más grande sigue siendo RIVER PLATE


Por Juan Pablo Caballero