Con esta noticia parecería que las chances de que el equipo argentino obtenga finalmente la ensaladera de plata crecen. Sirve el golpe anímico positivo que significa no estar frente al nuevo número 1º del tenis. Es válido ese punto de vista.
También no hay que olvidar los fuertes cruces entre Nalbandian y la Federación Argentina de Tenis, a causa de la sede de Mar del Plata. Cruces que fueron mediáticos y no personales, por lo que no sabemos como puede repercutir eso en el equipo.
Tampoco hay que olvidar la presión que significa jugar de local, con casi todo el estadio de celeste y blanco.
Igualando las causas positivas y negativas parecería que este es el año para el tenis argentino, y no creo que haya que ugarlo al match en ojotas.
